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¿Cómo decirle a nuestro hijo que es adoptado?
La adopción es apenas otra forma de  constituirnos en familia. Sin embargo ser padres adoptivos implica que deberemos afrontar cuestiones específicas relacionadas con la adopción,  una de las más difíciles y que causa mayor angustia y temor en los padres adoptivos es decidir si debemos  o no decirle la verdad sobre su origen al niño?, en tal caso:  ¿cuándo decirlo?, ¿quién debe decirlo y cómo hacerlo?
Lo primero que deberíamos hacer es comenzar a familiarizarlo con la palabra adopción, siempre asociándola con un concepto positivo.
Una de las mejores maneras de hacerlo es a través de un cuento sobre la adopción, a los niños les encantan las historias y que mejor que oír una sobre ellos mismos. El cuento es una herramienta que nos permite cortar el hielo e iniciar una comunicación fluida y honesta, de la cual saldremos fortalecidos como familia.
Se pueden  empezar a leerles libros de cuentos sobre la adopción desde los tres años en adelante. De tal forma que sus niños comiencen a familiarizarse con el concepto de adopción y siempre tengan claro de dónde vinieron y cómo es que llegaron a formar parte de su hogar y de su querida familia. Idealmente deberán sentarse  juntos en la tranquilidad de su hogar y leer el libro,  tantas veces como el niño lo desee.
Con el objeto de apoyar a los padres en esta difícil tarea se decidió diseñar  un hermoso libro sobre el tema, que se titula: Mi maravillosa historia de adopción, en su primera parte se hace un sensible relato sobre una adopción y en su segunda parte trabaja sobre los diferentes tipos de familia  y se hace énfasis en lo importante de aceptarnos con nuestras características y diferencias valorándolas en todo su aporte y riqueza.
Temores e  inseguridades
Generalmente surgen por qué:
- Pensamos que si se le decimos a nuestro hijo que es adoptado podremos herirlo y causarle un gran dolor. Sin darnos cuenta que si lo hacemos desde el principio y con naturalidad esta situación será asumida por el niño como una parte de su historia.
Por otra parte debemos tener en cuenta, que si decidimos no hacerlo no conseguiremos estar tranquilos jamás,  ante la terrible incertidumbre de estar siempre expuestos a que alguien le haga esta revelación al menor de una manera inadecuada, en el momento menos oportuno,  trayéndole un gran sufrimiento e inseguridad. Como vemos no es la adopción la que causa el problema, sino el manejo inadecuado que damos a la información.
- Creemos injustificadamente que nuestro hijo nos rechazara y dejara de amarnos, cuando se le digamos que es adoptado. Si hemos sembrado amor y se lo hemos demostrado, esto no sucederá. Nosotros somos sus verdaderos padres. La paternidad y maternidad implican mucho más que la genética y los lazos de sangre, son un compromiso diario asumido, libre y amorosamente lo que nos constituye en familia.
- Para poder hablar con nuestro hijo sobre el tema de adopción, nosotros como padres deberemos previamente haberla aceptado como una opción positiva de construir familia. Entender sin frustración, que nuestros niños no vienen de nuestros cuerpos, sino de un gran amor y una firme determinación de convertirnos en padres.
¿Quién debe decírselo?
Definitivamente no hay personas más idóneas para hacerlo que los padres, que somos quienes más los queremos y los conocemos. Esto fortalecerá los lazos de confianza y nos dará tranquilidad para mirar y enfrentar confiadamente el futuro. Si decidimos no comunicárselo y el llegase a enterarse por terceros, nuestras relaciones familiares pueden verse gravemente afectadas, en algunos casos de manera permanente.
Recomendaciones finales
Aunque no hay recetas mágicas es útil tener en cuenta las siguientes sugerencias:
_ Es inconveniente referirse a su madre biológica como su otra mamá, ya que esta palabra está unida a una fuerte connotación afectiva, debemos tener claro que el solo tiene una mamá y un papá que son ustedes, por eso nos referimos a su madre biológica como la señora y a su padre biológico como un señor.
_ Nuestras repuestas y el lenguaje que utilizamos deben estar acorde con la edad y el nivel de comprensión del niño. Generalmente los niños hacen preguntas concretas y esperan respuestas concretas, no es necesario entrar en detalles  y contar más de lo que ellos quieren saber, no obstante se debe ser lo más claro posible.
- Recordemos que la revelación debe obedecer a un proceso gradual, que deberemos retomar a lo largo de los años, atendiendo a la edad e intereses del niño. Sera muy diferente la conversación  que entablaremos con un niño de 3 años, de la que  sostendremos con uno de diez o con un adslescente.
- Debemos contestar amorosamente y  con paciencia siempre a sus preguntas en lo posible sin dejar las respuestas para más adelante. 
- Nuestras respuestas deberán ser precisas y honestas. No existe razón alguna que justifique la mentira y el engaño, máxime cuando este viene de los seres que más amamos y en los que tenemos plena confianza, nuestros padres. ¿Qué puede ser más doloroso que un engaño?
- Recuerde que entre más aplace el momento de la revelación a medida que pase el tiempo le será más difícil asumirlo.
- Por último animelo a expresarse, a decir lo que siente. Dígale lo mucho que lo quiere y lo importante que es el para usted. Apóyelo.

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